miércoles, 9 de noviembre de 2016

Excursión 322: Vuelta a Siete Picos

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: 
Puerto de Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  11,9 Km
Desnivel [+]: 528 m
Desnivel [--]: 528 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 24

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta

















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
El día había comenzado muy frio y ventoso, desagradable, cuando nos empezamos a juntar en “Dos Castillas”, al calorcillo que nos proporcionaban los cafés con churros.  Por fin parecía que íbamos a iniciar la temporada de invierno. Nadie había olvidado los gorros, guantes, bragas y demás ropa de abrigo, algunas de ellas todavía con un poco olor a naftalina.

Una vez más, los Siete Picos me empujaban a confeccionar esta crónica. Melchor me lo había  pedido con una delicadeza y dulzura que me fue imposible decirle que no, por miedo a desairarle. Eso sí, con la promesa de haber cumplido ya para una temporada. Al final conseguiré, crónica a crónica,  conocer esta hermosa zona de la sierra de Guadarrama.

Hoy hemos iniciado la ruta a 3ºC y hemos acabado a 2ºC. Si bien es cierto que la previsión era algo peor, la verdad es que el tiempo nos respetó bastante y pudimos terminar la ruta sin mayores problemas meteorológicos, un poco de viento algunas veces y un poco de niebla otras, por eso de no privarnos de nada, pero ya estábamos avisados.

El objetivo era dar la vuelta a los Siete Picos, o como dice Jose Maria “el Anillo del Dragón”, sin aproximarnos a sus cumbres, por el bosque que los rodea por todos sus lados.

Salimos del puerto de Navacerrada, cogiendo el sendero de sky de fondo, continuando por el sendero que va paralelo al camino Schmid, pero a una altura superior, es decir más próximo a las cumbres, marcado con círculos morados.

El sendero estaba cubierto de nieve blanda y aguanosa, lo que hizo que tomásemos preocupaciones, para evitar el riesgo de resbalones y caídas. Al poco de salir, algunos empezaron a aligerarse de algo de ropa, ya que todos empezamos con demasiadas capas.

Por encima de los pinos podíamos ver pasar las negras nubes a gran velocidad, que no presagiaban nada bueno.

Llegamos al Collado Ventoso, a eso de las 12, hora del Ángelus y de nuestro almuerzo, coincidiendo con un pequeño claro del cielo que nos permitió dar buena cuenta del bocata al cálido calor del sol y un cielo casi despejado.

Una vez terminado el refrigerio, acompañado como suele ser habitual por el excelente vino de Pepa y Santi, y realizada la foto de grupo, Hergueta nos dejó regresando por el camino Schmid y nosotros reanudamos la marcha  por la senda de los Alevines (círculos amarillos), hasta alcanzar la pradera de Majalasna (1er pico). En cuanto vieron el pico del mismo nombre, Angel, Javier y Julián, no pudieron resistirse a la tentación de escalarlo en tiempo record, desafiando temerariamente las piedras mojadas.

Una vez reagrupados, tomamos el camino a la búsqueda de la senda Herreros con el fin de seguirla hasta regresar al puerto de Navacerrada, comienzo y fin de la ruta.

Y aquí fue donde más dificultades tuvimos, produciéndose algunos resbalones y alguna pequeña caída, destacando la de Carmen, la amiga de Esteban, que nos acompañaba por primera vez y que, a pesar de esto, quedó encantada con la experiencia.

También Enrique Cid nos recordó  que esta era su 100 excursión, consiguiendo la tan ansiada estrella negra, que mal que nos pese y según él, debería ser de “7 picos” y  no de 5 puntas, dadas las circunstancias.

Una vez comidos, vino la peor parte del recorrido, una seria y continua subida, que puso a prueba nuestra forma física y resistencia. A medida que subíamos, unas maravillosas vistas de Cercedilla y alrededores se nos ofrecían a la vista, la vía del tren a Navacerrada zigzagueante entre los pinares verdes y espesos.

No obstante, una vez más, los senderomagos dieron el do de pecho y con ahínco superaron otra vez todas las dificultades, consiguiendo llegar, como no podía ser de otra manera, a conseguir los objetivos marcados. Al final habíamos hecho casi 12 Kms. algo más de lo estipulado. Eso sí, en  ningún momento pudimos ver, debido a las nubes bajas y nieblas, la cresta del enorme dragón que, según la leyenda, se oculta bajo los Siete Picos.

Como siempre, la merecida cerveza, o “caliente caldo” en otros casos, dieron fin a esta exigente ruta, que no se merece menos de 4,5 sicarias.
Julián Suela

FOTO REPORTAJES

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