miércoles, 11 de octubre de 2017

Excursión 371: Los pueblos del Valle del Lozoya

FICHA TÉCNICA
Inicio: Monasterio de El Paular
Final: Lozoya

Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  19,8 Km
Desnivel [+]: 261m
Desnivel [--]: 320 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua:
Ciclable:
Valoración: 4
Participantes: 27

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)


PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Mediados de Octubre y seguimos en este largo verano que parece no tener fin. Pero gracias al buen tiempo pudimos disfrutar de una excursión fácil y razonablemente fresquita a lo largo del rio Lozoya donde los árboles empezaban poco a poco a otoñar, quizás sólo por el recuerdo de que otros años a estas alturas sus hojas eran de color amarillo o rojo y muchos de ellos ya habían empezado a perderlas. A mí, que por fin estoy volviendo a la normalidad y a disfrutar de nuevo de las excursiones, me pareció esta marcha una magnifica propuesta, ya desde la convocatoria. Por eso no pude negarme cuando bien avanzada la marcha nuestro Boss me propuso hacer la crónica. Así que, ahí va.

El punto de partida era el aparcamiento del monasterio del Paular. Mientras iban llegando los 27 participantes a esta marcha, algunos aprovechamos para ser los primeros en comprar la lotería de Navidad del GMSMA, al mismo tiempo que notábamos que se nos ponía ese nudo en el estómago que se forma cuando empiezas a darte cuenta de lo cerca que está de nuevo la Navidad.

El comienzo prometía, ya que empezamos cruzando el río por el Puente del Perdón, justo enfrente del monasterio. Aunque construido en el siglo XIV, el actual puente es una remodelación del XVIII de sillería de granito con tres arcos de medio punto y dos descansaderos con bancos de piedra en forma de semicírculo. Una preciosidad.

Giramos a la izquierda por un ancho camino por el que poco a poco íbamos adentrándonos en el bosque de los finlandeses, un paraje espectacular con abetos, chopos, abedules y otras especies de árboles propias del norte de Europa. Pasear por este lugar y sobre todo cuando te vas acercando al pequeño embarcadero donde se forma una represa en el río, junto al que se encuentra una caseta de madera que en su día se utilizó como sauna, te hace sentir como si de verdad estuvieras en Finlandia. Aunque nos hubiera gustado verlo con más agua y los árboles un poco más otoñales, no nos defraudó.

Nos costó volver a coger el camino, pero nos esperaba un día largo y poco a poco retomamos nuestra senda. Cruzamos de nuevo el río, que bajaba con muy poca agua, y casi sin darnos cuenta llegamos al primer pueblo de nuestro recorrido: Rascafría. La mayoría de senderistas se dedicarían a ver este precioso pueblo, pero los gmsmanos se dedicaron a asaltar la famosa chocolatería San Lázaro, unos a comprar y otros a probar los exquisitos y muy variados chocolates que se hacen en este lugar.

Dejamos Rascafría y seguimos camino a Oteruelo del Valle, donde tomamos el tentempié mañanero poco antes de llegar al pueblo. Me llamó la atención lo señalizadas que están las diferentes sendas por esta zona y lo remodelado que está este pequeño pueblo en el que destaca la espadaña de su iglesia, y en el que las nuevas casas de fin de semana se mezclan con las antiguas de los escasos habitantes de lugar.

De allí nos dirigimos a Alameda del Valle donde rodeamos la vistosa Iglesia de Santa Marina y seguimos avanzando hacia el puente que cruza la cola del embalse de la Pinilla. Sobre el puente nos hicimos la foto de grupo y nos separamos de nuestras estrellas fugaces, que desde allí volvieron directamente al pueblo de Pinilla del Valle. Es de destacar lo bajo que está el embalse, que le costará unos cuantos años lluviosos llegar al menos al 50% de su capacidad. Seguimos hacia el otro lado del embalse para visitar lo que para mí sería la parte más especial de nuestra ruta de hoy: El Valle de los Neandertales.

No sabía yo de la existencia de este proyecto, cuyo objetivo es estudiar los yacimientos arqueopaleontológicos descubiertos cerca de Pinilla del Valle. Pero revisando la wiki he visto que se trata de un conjunto que en la actualidad incluye siete yacimientos cársticos con cronologías que abarcan desde el último tercio del Pleistoceno Medio hasta mediados del Pleistoceno Superior (entre 300.000-40.000 años antes de la actualidad). Los yacimientos contienen registro tanto de los animales y plantas que vivieron en el Valle a lo largo de todo este tiempo, como de los seres humanos que eligieron las cuevas y abrigos como morada, y de las actividades que realizaron. Paseamos un buen rato por el yacimiento denominado El Abrigo de Navalmaíllo, descubierto en 2002. Se trata de un campamento de Neandertales de hace unos 70.000 años, que conserva los restos de las actividades que grupos de homínidos realizaron aprovechando el abrigo de la roca.

Empujados por la fuerza que nos habían transmitido nuestros ancestros, nos animamos a completar la última parte de nuestra ruta. Seguimos camino bordeando el embalse de la Pinilla por una senda ya más estrecha hasta llegar a la presa. No pudimos cruzar por ella ya que la rodeaba una infranqueable valla, así que la bordeamos por la carretera hasta llegar a un pequeño puente que había aguas abajo por el que finalmente cruzamos al otro lado, donde nos refrescamos e hicimos muchas fotos disfrutando del salto de agua de la central hidroeléctrica.

A estas alturas de la excursión, cuando habíamos sobrepasado la distancia prevista en algunos kilometrillos y ya próximos a Lozoya, lo único que nos sostenía era la magnífica cerveza que nos íbamos a tomar en alguna terracita del pueblo. Así que, unos atajando y otros completando formalmente toda la ruta, llegamos a Lozoya donde celebramos el magnífico día, la reincorporación de Vicente, la vuelta de Carmen y mi cumpleaños.

Una muy bonita excursión que, por sus paisajes, el paseo por los yacimientos prehistóricos y lo bien que lo pasamos, se ha merecido 4 sicarias.
Leonor Moliz

FOTO REPORTAJES

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