miércoles, 26 de diciembre de 2018

Excursión 440: Peñalara

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Cotos

Final: Puerto de Cotos
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 12,3 Km
Desnivel [+]: 657 m
Desnivel [--]: 657 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 16

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
La marcha de hoy 26 de diciembre de 2018 creo que será irrepetible por dos razones: la climatología y la nieve, con la que nos recibía el pico más alto de la sierra de Guadarrama, Peñalara.

Como decía, el tiempo ha sido increíble para el día de diciembre en que nos encontramos, unos 15º C al sol en el pico, lo cual permitía a algunos montañeros estar en manga corta, cosas de la inversión térmica.

Como casi todos los miércoles la hora de encuentro ha sido las 10,30 y el lugar en esta ocasión el aparcamiento de Cotos, antes llamado del Paular. Comenzábamos el ascenso dejando a nuestra izquierda el mirador de Lucio, continuando por la senda del Batallón Alpino que nos conducía por una buena pendiente, ya desde el principio de nuestra marcha, hacia Peña Citores (2.180 m).

Con el grupo muy estirado, salimos del bosque, suavizándose la pendiente, pasamos junto a la fuente de los Pájaros, bastante tapada por la nieve, y poco antes de alcanzar la cumbre de Peña Citores nos acercamos al muro de piedra de lo que fue una posición fortificada circular de la Guerra Civil, junto a la cual, medio tapada por unas piedras, se encuentra una emotiva placa homenaje al capitán Leatherdale que su hijo le dedicó. 

Una vez reagrupados nos dirigimos hacia la vertiente segoviana de la cumbre, donde se encuentran unas largas trincheras de la Guerra Civil. Junto sus muros de piedra realizamos nuestra primera parada para tomar un tentempié y reponer fuerzas.

Desde allí nos dirigimos hacia el Pico Peñalara, en esta ocasión pisando nieve en todo momento. El ascenso en mi caso fue un poco duro, quizá sea debido a que ésta ha sido mi quinta marcha y todavía me queda para estar en plena forma. Sobre las dos de la tarde ya estábamos todos en el alto de Peñalara disfrutando del sol y las impresionantes vistas de la Cuerda Larga y los valles que desde la montaña más alta de Madrid y Segovia se tienen, mientras compartíamos vino y dulces navideños que algunos compañeros han tenido a bien llevar hasta allí.

A las dos y media aproximadamente comenzábamos el descenso, siempre acompañados por dos preciosos pastores alemanes, Twitter y Vito, que por su ímpetu a nuestro amigo Antonio hoy han hecho que se pegara un buen revolcón tratando de sujetarlos.

En parte hemos regresado sobre nuestros pasos hasta encontrar la senda de las Zetas, pasadas las peñas de Dos Hermanas, por la que hemos descendido, con bonitas vistas de la Bola del Mundo, Siete Picos, Montón de Trigo, que lo tengo pendiente, y la Mujer Muerta, a la que sí he ido.

Como broche final a este bonito día hemos tomado una refrescante cerveza a la que nos han invitado Jorge Montero por sus 150 marchas y Lucio por sus cinco primeras excursiones.

En lo que a mí respecta ha sido un auténtico placer realizar con todos vosotros mis cinco primeras marchas . ¡ Sois un grupo de gente increíble ! Y como no podía ser de otra forma, le otorgo a esta excursión un 5, la máxima nota.
Carolina Santa Engracia
P.D. Otra Chorreja

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Excursión 439: Las dehesas de Zarzalejo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Zarzalejo Estación

Final: Zarzalejo Estación
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 15,2 Km
Desnivel [+]: 309 m
Desnivel [--]: 309 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 3
Participantes: 35

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
En esta ocasión me toca hacer la crónica de una marcha que no terminé con el grupo, ya que en un punto del camino cuando se despedían las estrellas fugaces y debido a que en el recorrido no pasamos por ningún pinar, a Marcos, mi primo, y a José Luis B. se les ocurrió que no se querían irse de la zona sin visitar algún pinar, así que no lo dudé y en compañía de Ana CH y Isabel nos dirigimos por el camino más recto a la Estación, donde habíamos dejado los coches para después de tomarnos unas cañas y despedirnos de ellas deseándonos feliz Navidad, cogimos el coche y nos dirigimos a un pinar que se encuentra por encima del pueblo de Zarzalejo.

Una vez en este lugar nos pusimos a mirar por si aún en estas fechas quedaban níscalos. Marcos, no podía ser otro, nada mas bajar de del coche y en el primer pino que miramos encontró unos cuantos, lo que nos animó pensando que la recolecta seria fructífera, pero no fue así, y aunque encontramos unos pocos cada uno, no fue lo que esperábamos.

Bueno, vamos a la marcha, Antonio nos había citado en la Estación de Zarzalejo y Pajares, concretamente en la plaza del Llano del Soldado, junto a la iglesia de Ntra. Sra. De La Asunción. Esta iglesia se construyó en el año 1955, y se encuentra a los pies de las dos moles graníticas de Las Machotas, la Machota alta, 1.464m, popularmente llamada Pico del Fraile, y la Machota baja, 1.404 m, y forman parte de las estribaciones meridionales de la Sierra de Guadarrama.

Zarazalejo se reparte en dos núcleos urbanos, arriba el pueblo antiguo, y abajo la Estación, tradicionalmente conocido por los Pajares.

Desde este punto comenzamos a caminar en dirección al pueblo, y como a unos 600 metros nos desviamos a la izquierda por la calle de la Vía, que desemboca en un puente construido sobre las vías del tren que comunica Madrid con Ávila.

Nada más cruzar dicho puente nos encontramos con dos caminos, uno de ellos con un cartel que indica Molinos y como nuestra intención era llegar al molino nos adentramos por éste que trascurre a través de dehesas, características de la zona, con prados de mayor o menor densidad arbórea, habitualmente de fresnos, melojos y robles, salpicadas de formaciones rocosas de granito, los denominados berrocales, esta zona se conoce como La Picorucha.

En uno de los prados observamos gran cantidad de fresnos trasmochados y en los demás mucho ganado vacuno, caballar y ovejas.

Siguiendo unos kilómetros más adelante nos encontramos con las ruinas de un molino harinero de rodezno, que en la excursión 388 ya habíamos visitado. Este molino se encuentra en cierto estado de deterioro, conservando en pie algunas de las paredes así como parte del acueducto que servía para trasladar el agua del arroyo más cercano.

Sobre la puerta de entrada una gran piedra, colocada como dintel, tiene un cartel grabado: LA REEDIFICACION SE REALIZO EN EL AÑO 1881. POR MANUEL SANTOS VENTURA.

Según consta en algunos escritos es probable que el original datara sobre los siglos X al XIII, dado que en esta época fue la mayor difusión de este tipo de molinos de rodezno, que significa de rueda horizontal, todos ellos se encontraban en zonas montañosas.

Se trata de un molino harinero que utilizaba las aguas del arroyo de La Portezuela que a través de un acueducto construido para salvar el desnivel, depositaba las aguas en una balsa o represa en cuyo fondo se abre una apertura que hace llegar el agua con fuerza a los mecanismos que mueven la piedra para moler. 

Al entrar en la estancia del molino nos encontramos con un habitáculo, que aún se conserva, que podría haber servido para el alojamiento del molinero, y cuyo interior existe una cocina con chimenea así como una piedra lisa adosada a la pared. No es difícil imaginar las noches, sobre todo en invierno, y las duras condiciones que vivían estas personas.

También se puede observar algunas ruedas de piedra esparcidas por el interior del molino así como  la apertura que comunica con el caz, y piedras labradas que en su momento estarían colocadas estratégicamente para componer la edificación.

Después de la parada en dicho molino y recordar cómo en la anterior marcha, junto a este lugar, el amigo Alejandro se arañó en la cabeza, por lo que hubo que prestarle unos primeros auxilios, reanudamos la caminata. Cruzamos el arroyo de la Portezuela para desembocar en unas fincas ganaderas que cruzamos, después saltamos una valla de piedra y nos incorporarnos a un camino.

Siguiendo dicho camino, después de pasar junto a unas edificaciones construidas para el ganado, llegamos a las inmediaciones de la vía del tren, a la altura del túnel de la Cañada, desde aquí iniciamos una subida para alcanzar la cuerda de las Hontezuelas, en cuyo alto nos paramos para tomar el tentempié a la hora del ángelus, así como para hacernos las fotos de grupo, y digo fotos porque fueron varios los que dispararon sus cámaras.

En este último trayecto alguien se percató de que habíamos pasado junto al vértice geodésico del portacho (1.112m). Paco que colecciona vértices, no podía pasar sin hacerse la foto de rigor, por lo que retrocedió hasta encamarse a él. 

Posteriormente continuamos por dicha cuerda hasta llegar a la carretera de Fresnedillas a Robledo Chavela, con la intención de cruzarla y visitar un pinar, ya que a Antonio se le sugirió intentar llegar hasta allí con el fin de buscar níscalos, y aunque el GMSMA, es un experto en cruzar vallas, en esta ocasión tenía demasiada dificultad, por tal motivo giramos 180º para descender al valle e incorporarnos al camino que nos llevaría a la Estación, donde habíamos dejado los vehículos, por este recorrido algunos que nos gusta la micología, salimos de la formación del grupo, con el fin de buscar setas de cardo, y la verdad si encontramos, pero la mayoría agusanadas.

Según caminaba oigo a mi espalda que me llamaban y lo primero que pensé es que había perdido algo, que se me podría haber caído de la mochila, pero eran como ya dije Marcos y José Luis B. y ya sabéis cual eran sus intenciones.

En este punto el grupo se desvió y según deduzco de los mapas del recorrido aportados por Paco N. y las fotos con texto de José María, siguieron por el camino de San Martin de Valdeiglesias, llegaron a un punto que para acceder a una finca vallada se toparon con una puerta que consistía en un somier y su respectivo colchón.

Visitaron los fortines y trincheras de la guerra y las canteras que visitamos en la excursión anterior. También creo que les tocó saltar unas cuantas vallas, pero eso está dentro del ADN del grupo.

Como mi crónica ha sido un poco atípica, ya que no termine con el grupo, y la ruta no ha sido muy exigente, le concedo tres sicarías.
Enrique Cid

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Excursión 438: El Paso Cagalera de la Barranca

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Barranca

Final: La Barranca
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 8,3 Km
Desnivel [+]: 587 m
Desnivel [--]: 587 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 46

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Hoy se trataba de una de las más clásicas jornadas del GMSMA: La que termina con la celebración navideña en Las Postas, con el tradicional cocido. Lo habitual es que la excursión sea cortita y sencilla, un tramite previo a la celebración y con ganas de acabar rapidito, no vaya a ser que se enfríe el cocido, o que se acaba la cerveza o el vino.

Tal vez la más masiva del año, como también lo es y con diferencia la celebración posterior. En esta ocasión contábamos con un adicional elemento motivador, Antonio en su convocatoria nos indicó que tras la comida tendríamos una sorpresa, que mantuvo nuestra expectativa hasta en final. 

En cuanto al número de participantes, volvió a cumplirse, éramos muchísimos, 46 según nuestro estadista José María, también se cumplió lo de cortita, apenas 9 km, pero de sencilla nada, mucho desnivel, casi 600 metros y además El Paso Cagalera que da nombre a la excursión. El tiempo resulto ser fenomenal, un bonito día soleado y sin viento, con lo que sobraba buena parte de la ropa de abrigo.

El punto de encuentro era el aparcamiento de La Barranca, media hora antes de lo habitual, para poder ir sin prisas y llegar a la hora prevista al restaurante. Nos recibió Bolo, impresionante mastín, perro pastor de la zona, al que ya conocíamos de anteriores ocasiones, que campa a sus anchas sin necesidad de vigilancia alguna, y que cuida tanto a rebaños, como a excursionistas. Nos acompaño durante todo el paseo.

Tras los saludos protocolarios iniciamos el recorrido por la pista que se adentra en La Barranca. Nada más empezar giramos a la derecha, tras pasar la puerta que da acceso al segundo embalse, el de El Ejercito del Aire, que cruzamos por su presa, desde donde pudimos contemplar y fotografiar sus tranquilas aguas y los preciosos reflejos que en ella se forman, así como el salto por el que fluía abundante agua.

Seguidamente cruzamos el Arroyo de La Maliciosa, y girando hacia la izquierda seguimos por el bosque de pinos por un empinado sendero. Vaya, que nada más empezar ya estábamos en fuerte ascensión, quedando claro que el desnivel anunciado no era cosa de broma. 

Tras aproximadamente un kilómetro y medio de camino ascendente, en un claro con rocas hicimos una parada de reagrupamiento, ya que el empinado camino había provocado que el pelotón estuviera demasiado estirado y fragmentado. Desde este punto teníamos unas fabulosas vistas del valle. Yo aproveché para posar con mi típica postura de equilibrio, que yo llamo hacer `el cabra´ y alguien de forma más cariñosa ´el avión`, y fue aquí cuando el jefe Antonio aprovechó para asignarme esta crónica, que ya me tocaba, hacia un año desde la última que realicé.

Aún subimos un poco más, camino con pendiente pero fácil, ya que estaba muy bien marcado y sin obstáculos. Nueva parada, estábamos muy próximo al punto crítico de la jornada, cerca del collado del Callejón de las Tijerillas. Ángel R.y Antonio se adelantaron para localizar e inspeccionar la viabilidad del recorrido. Una vez obtenido su visto bueno nos aproximamos todo el grupo, ya en descenso y tras un nuevo giro a la izquierda, al Paso Cagalera.

Lo encontramos unos metros mas abajo. Se trata de un hueco o ventana entre rocas, con caída vertical de unos 10 metros y que hay que pasar de uno en uno y sin prisas. Cuenta con la ayuda necesaria para facilitar su paso, primero un cable al que nos agarramos para que nos sirva de soporte en los primeros metros y que nos facilita mucho el acceso a una vieja escalera metálica colgada entre las rocas, de unos cuatro metros de altura. Bajada vertical por tanto, tras la cual aún nos queda un tramo complicado tipo rapel mediante una cadena que nos permite seguir descolgándonos tres o cuatro metros más.

En mi opinión resulta un paso sencillo, bastante aparatoso, con necesidad de precaución y las ayudas indicadas, pero que no le hace acreedor a su nombre: Cagalera. Lo podéis apreciar en la infinidad de fotos hechas en este punto.

Aún quedaban unos metros de descenso complicado, que yo creo más peligrosos que los anteriores, se trata de descender sobre roca con arena y pequeñas piedras y mucha pendiente, por lo que el riesgo de resbalones y caídas es grande. Y sin ayuda de cadenas ni escalera. Lo que obligaba a extremar la prudencia. Poco a poco, de uno en uno, la mayoría superamos el Paso Cagalera, no todos, ya que este paso es evitable, dando un pequeño rodeo, opción elegida por algunos que no lo vieron tan fácil.

Seguimos bajando, de nuevo entre pinos. Nos detuvimos un poco mas abajo. Era una nueva parada de reagrupamiento, ya que la lentitud en cruzar el paso provocó muchas diferencias de tiempo. Parada que aprovechamos para comer y beber algo, poca cosa, no era mucha la energía consumida, apenas hemos caminado 2,5 km a ritmo lento, y tampoco queríamos llenarnos, no vaya a ser que nos quedase hueco para el cocido.

Continuamos con el descenso, enfrente teníamos el Mirador de Las Canchas, que sería nuestro próximo desafío, si bien para alcanzarlo tendríamos que continuar el descenso para luego volver a subir. 

Antes teníamos que hacer parada en otro punto clásico de la zona, la Fuente de La Campanilla. Una vez alcanzada la pista que viene del aparcamiento y caminar un poco por ella hacia la derecha, nos desviamos un poco hasta la famosa fuente. En ella hicimos las típicas fotos y aprovechamos para la foto de grupo.

Volvemos a la pista y desde aquí algunos se vuelven directamente a los coches, y la mayoría vamos en el otro sentido, a la derecha, en ascenso cada vez más pronunciado hacia el Mirador de Las Canchas, al cual llegamos un par de kilómetros mas adelante. Las vistas desde aquí son espectaculares, en especial en un día tan bueno como tuvimos: La Maliciosa, La Bola del Mundo, que tenía minúsculos resto de nieve, observamos también el pinar por el que habíamos ascendido hasta el Paso Cagalera y las rocas en que éste se encuentra.

Seguimos caminando y un kilómetro más allá giramos de nuevo a la izquierda, conectando con la Senda Ortíz, cerrando la ruta circular en que estábamos e iniciando la continua bajada que nos llevaría durante un par de kilómetros hasta el embalse de El Ejército del Aire, cuya presa habíamos cruzado al inicio de la ruta.

Llegamos finalmente al aparcamiento, dando por finalizada la excursión que suponía la primera parte de la jornada. Según mis mediciones tan solo hemos andado 9 km, si bien con desnivel acumulado de unos 630 metros, muy cercanos, pero no iguales a los "oficiales" por misterios de los gps.

Con los coches nos dirigimos al restaurante, donde llenamos el aparcamiento y también el comedor. Los caminantes éramos muchos, pero a la comida también se incorporan otros tantos que no quisieron perderse esta clásica celebración del final de año en el GMSMA. Nuevos saludos, besos, achuchones y abrazos. 

Comemos abundantemente. Tras los postres llegan las entregas de medallas y diplomas a los participantes en los cursos de Photoshop y de Orusmaps que entre miembros del grupo se han celebrado este otoño. Y, como no, Joaquín, que reapareció tras meses de ausencia, nos cantó ‘El Niño de las Monjas’ y José María nos recitó otro clásico, ‘El Ovejero’.

Finalmente, la esperada sorpresa. Se trataba de la actuación del trío CURSARIA, magnifica propuesta de Antonio Villaverde. Es un animado grupo que se dedica a recuperar y promover cánticos tradicionales de la Comunidad de Madrid, que resultó muy ameno y que nos entusiasmó durante un buen rato, provocando incluso bailes, tanto a madrileños como a `Chorrejas`, que según ellos nos dijeron, es como los habitantes de la ladera sur de la Sierra de Guadarrama llamaban a los segovianos de la ladera norte. Que soy un Chorreja, vaya.

En fin, breve, bonita y muy entretenida excursión, merecedora de cuatro sicarias, fenomenalmente rematada con la tradicional comida en Las Postas, con la fenomenal sorpresa de la actuación de CURSARIA, que consiguió que el día resulte inolvidable.
Jorge Montero (un Chorreja)


sábado, 8 de diciembre de 2018

Excursión 437b: Camino Majariego de Santiago. Etapa 12. Medina de Rioseco - Cuenca de Campos

FICHA TÉCNICA
Inicio: Medina de Rioseco
Final: Cuenca de Campos

Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 22,9 Km 

Desnivel [+]: 217 m 
Desnivel [--]: 195 m 
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua: 

Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 2

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
La etapa de hoy la he realizado de nuevo sólo acompañado por Ana. A las 10’11 después de haber desayunado frente al hotel donde habíamos pasado la noche, emprendimos camino desde Medina de Rioseco.

Muy pronto llegamos al punto donde termina el ramal norte del Canal de Castilla. Nos hicimos la foto de primera hora. Aunque había amanecido con niebla ahora ésta empezaba a levantarse y se preveía un día soleado.

Nos dirigimos hacia la dársena y vimos el barco Antonio de Ulloa. Es un barco eléctrico accionado por paletas que hace un recorrido turístico navegando por las aguas de este Canal que mando construir Fernando VI en 1753 y se concluyó en 1849 ya bajo el reinado de Isabel II.

Nuestro andar iba a llevarnos por uno de los caminos de siega (el de la margen derecha) en un bonito paseo arbolado. Bien es verdad que la niebla había dejado su humedad y había puesto bastante embarradas algunas zonas del camino. Pero nada alarmante. A las 10’45 ya habíamos andado 2’200 km. y el calor del sol empezaba a hacerse notar lo que nos llevó a despojarnos de algunas prendas de abrigo.

Era un sitio precioso para caminar y en verano supongo que la sombra y el frescor serán alivio para los calores que en otros tramos hay que sufrir. En la primera hora habíamos recorrido 3’71 km.

Pasamos junto a dos puentes que unen una orilla y otra pero nosotros, sólo los empleamos para hace alguna foto. Había que seguir por la margen derecha hasta el edificio que poco a poco se iba haciendo más grande y que se encuentra junto a la séptima esclusa.

Eran las 12’11, o sea llevábamos dos horas andando y habíamos recorrido 7’53 km. Era, pues, un buen momento para reponer fuerzas antes de dejar la orilla del Canal.

Las esclusas sirven para salvar los desniveles que existen en las aguas que conduce el Canal. Los ríos hacen esto con cascadas, rápidos o chorreras pero para que un canal sea navegable, como lo es éste, esas “soluciones” no son adecuadas.

En fin, tomamos agua fruta etc..., y a las 12’35 nos enfrentamos con una parte de camino radicalmente opuesta a la que hasta ahora habíamos transitado.

El indicador señalaba 414 km a Santiago y ante nosotros de nuevo aparecían las pistas agrícolas entre campos de cereales con la vista puesta en el horizonte.

En este caso en el horizonte se divisaba el pueblo de Tamariz de Campos que pronto tendríamos al alcance de la mano (mejor dicho de los pies).

Pasamos junto a los restos de la torre de la iglesia de San Juan y llegamos al centro del pueblo a las 13’20. Exactamente 11’00 eran los kilómetros que llevábamos andado. Yo posé delante de la portada románica de la iglesia de San Pedro.

Dejamos Tamariz de Campos, llegamos a la carretera y nos topamos con unos indicadores que resumían muy bien cuál era nuestra etapa de hoy. Pese a lo que ponían los indicadores, el recorrido según lo trazado es algo superior y se alarga para evitar, en lo posible, andar por el asfalto.

Se nos presentaban dos alternativas según las guías que habíamos consultado para trazar nuestra ruta. 

Una de ellas era ir por la carretera hacia Moral de la Reina y luego de allí a Cuenca de Campos y otra ir directamente por la carretera a Cuenca de Campos. Ambas alternativas implicaban caminar por el arcén de las carreteras.

La tercera era olvidarnos, por esta vez, de las flechas amarillas y a quinientos meros de empezar a andar por la carretera de Moral de la Reina torcer a la derecha y tomar una pista de tierra. Esta fue la que elegimos.

Llevábamos más o menos un kilómetro de esta larguísima recta y como no veíamos que hubiera ningún punto mejor, a las 14’10 nos sentamos al borde del camino para comer.

A las 14’35 nos levantamos y continuamos por la misma pista. Por cierto en algunos sitios estaba bastante embarrada y nos preguntábamos cómo sería “disfrutar” un chaparrón de lluvia con el lodo sujetándote las botas. ¡Mejor no experimentarlo!.

Hay que advertir a los que quieran usar esta crónica como apoyo para hacer el camino que desde Tamariz a Cuenca no hay ni una sombra ni una fuente, así que id preparados.

A las 15’43 llegamos al punto donde terminaba la pista y había que hacer un ángulo de 90 º para 500 metros más allá salir a la carretera. Esta era la VP-4008 que habíamos abandonado a la salida de Tamariz de Campos.

Ahora ya no había posibilidad de evitar dos kilómetros por el arcén. Teníamos en las piernas 18’900 km. Hice una foto del peregrino (mi sombra) que tantas veces me acompaña al que, por cierto, ayer no vi en todo el día. ¿Sería por la niebla? 

Tras caminar los citados dos kilómetros de asfalto cruzamos la carretera VA-905 y ya por pista de tierra nos encaminamos a Cuenca de Campos. 

Entramos recorriendo una calle que se llama Real Para Rio Seco (sic) y llegamos hasta la Plaza mayor donde hicimos la foto de final de etapa. Eran las 16’50 y habíamos caminado 22’900 km en 6 horas y 39 minutos de los cuales fueron de andadura 5 horas y 6 minutos. 

No vimos ningún indicador de distancia pero por nuestros cálculos estamos a 39 kilómetros de Sahagún y por tanto a 398 km. de Santiago de Compostela. 

Para conocer algo de Cuenca de Campos y una vez ya recogido el coche que había quedado aquí ayer, fuimos a ver las dos iglesias del pueblo: la de Santa María del Castillo y la de San Justo que vemos en la fotografía. 

De aquí en el coche a dormir a Medina de Rioseco, dando así por terminada esta excursión que la califico con 4,5.

Hasta la decimotercera etapa.
José María Pérez