miércoles, 14 de febrero de 2018

Excursión 388: Fortines, molino y canteras de Zarzalejo

FICHA TÉCNICA
Inicio: Zarzalejo
Final: 
Zarzalejo
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  13 Km
Desnivel [+]: 361 m
Desnivel [--]: 361 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 39

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Después de una serie continua de excursiones del GMSMA por las cumbres del Guadarrama en busca del disfrute del senderismo de invierno con nieve, Antonio en esta ocasión nos propuso una relajada ruta en torno a la localidad de Zarzalejo, pequeño municipio situado en la Sierra Oeste de Madrid que en tiempos pasados fue lugar de recreo y descanso del monarca Felipe II, y cantera de la que se extrajo gran parte del granito con el que se levantó el Monasterio de San Lorenzo del Escorial.

Tal y como nos anunció el Boss en su convocatoria, en esta ocasión visitaríamos los restos de algunos fortines que cubrieron el frente de Fresnedillas en la guerra civil española, así como las ruinas de un antiguo molino harinero.

Diferente esta propuesta a la excursión 017 del GMSMA “El Escorial - Zarzalejo” realizada un ya lejano 5 de febrero de 2009 y en la que participó sólo un esforzado senderomago, Enrique Agudo al que últimamente echamos mucho de menos, además claro está de Antonio.

Respondiendo a su convocatoria, en esta ocasión hemos acudido 39 senderomagos a la plaza de la Constitución de Zarzalejo en la que se sitúa el ayuntamiento, y en la que se pueden ver en todo el perímetro de la misma bloques verticales de granito perforados, -talanqueras-, que sirven de sujeción a las traviesas de madera que cierran la plaza, antiguamente utilizada para la feria de ganado y actualmente para celebrar corridas de toros durante las fiestas.

Una vez confirmadas las asistencias a la excursión por el Boss, se inició la marcha por las calles del municipio, bajo las impresionantes siluetas de Las Machotas, para llegar pronto a través de una cómoda pista al pinar.

Después de unos pocos kilómetros con una suave pendiente ascendente alcanzamos un mirador desde donde se divisaba una bella panorámica de los alrededores del pueblo y de Zarzalejo Estación. En ese promontorio se encontraban ya los primeros restos de una serie de fortines de la guerra civil que íbamos a visitar a lo largo del día.

Se trata de un conjunto defensivo ubicado en una parte alta del terreno, y que sin duda ofrecía unas excelentes vistas del frente. Está compuesto por tres construcciones circulares, probables nidos de ametralladora que se encuentran semiderruidos.

Tras un breve descanso para realizar las consabidas fotos, se reinició la marcha en descenso hacia las vías de la línea del tren Madrid-Ávila, llegando a ellas a la salida del puente de La Cañada.

Desde allí continuamos por una senda algunos kilómetros más, para al poco realizar la parada del “Ángelus” y la foto de grupo, antes de ir en busca de los siguientes restos de construcciones de la guerra civil.

Reiniciada la marcha y después de una subida en zigzag por un roquedal llegamos a las ruinas del Torreón de Fuentelámparas que fue utilizado como Fortín del Mando republicano.

Es difícil saber la cronología de la primitiva construcción medieval en donde se ubicó durante la guerra civil el fortín ni su uso. Podría tratarse de una función asociada a la protección de pastos y lindes de algún señorío, o tal vez como alojamiento ocasional de nobles en sus cacerías por los bosques y dehesas de la zona.

Las ruinas del mismo sirvieron de base para la construcción de un fortín de defensa en la guerra civil. Se trata de otro conjunto defensivo en altura que domina todo el denominado frente de Fresnedillas.

Está compuesto por varios bunkers y una larga trinchera con muro de piedra aspillerado con rocas a modo de troneras para los disparos de la fusilería, que en la actualidad está restaurado en parte para servir como valla divisoria de las fincas, y al final de esta trinchera se encuentran los restos de tres edificaciones cuadradas que podrían ser barracones o lugares de refugio de la tropa.

Después de una breve estancia reconociendo el lugar y de despedir a las estrellas fugaces de esta excursión, salimos del recinto para dirigirnos a visitar otra de las venerables ruinas de la zona.

Atravesando diversas fincas y a través de un sendero con prados a ambos lados del mismo, y con alguna que otra sorpresa vacuna diseminada por el suelo, nos encontramos con unas ruinas de una belleza sorprendente en bastante buen estado de conservación, para lo que es habitual para este tipo de construcciones.

Se trata de las ruinas de un molino de agua harinero de rodezno: El molino de rodezno de Manuel Santos Ventura, que está situado en las márgenes del Arroyo de Portezuela.

La edificación original no es conocida, aunque es probable que por el tipo de construcción se trate del siglo XIII, dado que es esa la época de mayor difusión de este tipo de molino de rodezno, es decir de rueda horizontal y que habitualmente se construían en zonas montañosas, estando datado la fecha de su reedificación en el año 1881 por el maestro Manuel Santos Ventura, tal como aparece en la inscripción sobre la enorme piedra conservada, que a forma de dintel, da paso a la entrada a la edificación. 

El molino de Manuel Santos Ventura era un molino harinero que utilizaba las aguas del arroyo de la Pontezuela, traídas a través de un canal desde aguas arriba, recogiéndola en una represa desde la que se hacía llegar el agua con fuerza a los mecanismos que movían las piedras del molino.

Nada más traspasar el umbral bajo el dintel donde se halla su piedra conmemorativa, se encuentra una sala que probablemente se tratara de la estancia del molinero con su cocina y la piedra que se usaría como lecho. No es difícil imaginar a las duras condiciones, que sobre todo en el invierno, éste estaría sometido. Esparcidas por el suelo y en algún caso semienterradas se encuentran algunas de las ruedas del molino.

De vuelta del molino y tras las breves curas a un accidentado senderista, llegamos a una de las innumerables canteras que después de siglos de esforzada cosecha de piedra que los habitantes de la zona han llevado a cabo, nos han dejado caprichosas formas y hendiduras que son un verdadero deleite visual y fotográfico.

Allí al abrigo de unos enormes bolos graníticos nos dispusimos a comer los bocadillos montañeros bajo un tenue sol invernal hasta que una dichosa lluvia fina vino a fastidiarnos la comida. Hasta ese momento nos había acompañado el buen tiempo, a pesar de las predicciones, pero estaba visto que ya era mucho tentar a San Pedro.

A la vista de ello no era menester alargar la sobremesa por lo que nos pusimos pronto en marcha de vuelta a Zarzalejo, no sin antes pasar por otra cantera. Después de atravesar el puente que cruza las vías del tren y continuar hacia la fuente del Canillo, iniciamos el camino ascendente que comunica Zarzalejo Estación con Zarzalejo (“de arriba diría yo”), A mitad de camino, pudimos contemplar desde la altura del descansillo de la fuente del Venero todo el recorrido que habíamos realizado a lo largo de la jornada.

Ya en Zarzalejo y para rematar los 13 Kilómetros de la excursión -y al parecer casi 400 metros de desnivel acumulado- de este miércoles, el Boss nos animó a visitar un árbol singular, catalogado como tal por la Comunidad de Madrid: El Castaño del Cotanillo (Castanea sativa). Se trata del Castaño más grande de nuestra Comunidad y que sin duda merecía la pena el esfuerzo adicional.

Iniciado el camino en permanente pendiente ascendente, la lluvia, el horario ajustado contando con el tiempo estimado del regreso a Zarzalejo y lo inapropiado en visitar un árbol caducifolio en pleno invierno, nos hicieron desistir en apreciar la majestuosidad del mencionado castaño. En fin, otra vez será.

Finalmente ya de vuelta en el pueblo nos reunimos para tomar las irrenunciables cervezas en el bar de la plaza de la Constitución donde se felicitó a Javier Bartolomé por haber conseguido con esta su 200 excursión: ¡¡Enhorabuena Javier!!

En animada conversación de barra con un propio del lugar, conocimos una simpática leyenda, por la cual el rey Felipe II había elegido las laderas de las Machotas donde se encuentra Zarzalejo, para construir lo que hoy es el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, dada la abundancia de canteras del lugar. Tal fue la oposición recibida de los vecinos que el monarca optó finalmente por edificarlo a las faldas del monte Abantos.

En fin, dado lo relajado de la marcha, la bonanza de la temperatura y sobre todo por las interesantes ruinas visitadas, yo le otorgaría al menos 4 sicarias a esta excursión, aunque cada cual que la juzgue según su criterio.
Joaquín Sastre

FOTO REPORTAJES

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