miércoles, 7 de marzo de 2018

Excursión 391: Dehesas de Cercedilla

FICHA TÉCNICA
Inicio: Cercedilla
Final: 
Cercedilla
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  14,6 Km
Desnivel [+]: 539 m
Desnivel [--]: 539 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 27

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Miércoles víspera de la salida de un numeroso grupo de senderomagos para Las Palmas. La propuesta: un agradable paseo por las dehesas de Cercedilla, una excursión corta y sin mucho desnivel para que nos animáramos todos, incluso los que iban a caminar los cinco días siguientes en tierras canarias. Pero ya desde la convocatoria, empezamos a ver que la mayoría de los viajeros no se apuntaban, preocupados por si por algún motivo se perdían el tan esperado y deseado viaje. 

Así que sólo un ‘pequeño grupo’ de 26 senderomagos y un aspirante, nos juntamos en el aparcamiento de la plaza Cercedilla, para dar este prometido bonito paseo. Ninguno de nuestros perros mascota nos acompañaba esta vez. Esto tenía pinta de demasiado fácil… 

Salimos del pueblo subiendo por la Iglesia de San Sebastián, por el camino que cruza el ferrocarril y bordea la casa del hermano de Paco Cantos, hacia el cerro Colgado. Sube que te sube, celebrando el buen día que nos había tocado y pisando algo de nieve todo el camino, llegamos casi sin darnos cuenta a lo alto del cerro.

En ese momento empezaban a despejarse las nubes que cubrían nuestros picos favoritos, dejando a la vista un paisaje nevado propio de las mejores postales. Así que, como si de un photocall se tratara, empezamos a hacernos fotos: de frente, de espaldas, con Siete Picos al fondo, con la Bola del Mundo, de dos en dos, en grupo… no teníamos fin.

Lentamente retomamos la marcha. El sol seguía luciendo, así que seguimos el camino disfrutando de la mañana, siempre pisando nieve. Pasamos el collado de los Burros en un ascenso suave y constante hasta llegar al embalse de las Berceas. Desde allí, tomamos el camino que sigue la valla (¡cómo no, una valla!), ahora ya con una subida algo más fuerte, hasta la zona de recreo de las Berceas. 

Parada y fonda. Disfrutando de tener la zona recreativa sólo para nosotros, ocupamos todos los bancos como si de una excursión de colegio se tratara. “Comeos ahora el Bocadillo que yo creo que no vamos a parar al mediodía”, dijo Antonio, dando buena cuenta de todo su sándwich, sin tener que compartirlo hoy con Teo.

Y yo tan contenta, habíamos subido todo lo que había que subir y a partir de ahí cuesta abajo y pronto en Cercedilla. Pero no, no seríamos el GMSMA. Julián dijo que si era un paseo demasiado corto, que habíamos subido poco... Paco Donaire también apuntó algo en ese sentido y Antonio se dio por aludido.

Así que, ni corto no perezoso dijo “nos vamos” y tomó un camino de vuelta diferente al inicialmente planeado. Algunos muy contentos y otros casi a regañadientes, seguimos a nuestro líder en su camino alternativo. 

Empezamos a subir, bordeando el arroyo de Cerromalejo, entre pinos. Un camino precioso, pero casi vertical (al menos al amigo de Antolín y a mí nos lo parecía). Pero tengo que reconocer que fue la parte más bonita de la excursión.

El camino tenía más nieve, las hojas de los pinos parecía que estaban llenas de algodón y al fondo las montañas y cerros nevados del principio, ahora mucho más cerca, hicieron las delicias de todos. Pero sobre todo de nuestros incansables fotógrafos que tanto disfrutan tomando fotos y tanto nos hacen disfrutar cuando las repasamos y recordamos las excursiones. Cuando por fin llegamos arriba resultó que estábamos en la mismísima carretera de la República. 

Desde allí, y ya por camino conocido, con un espectacular día de sol y nieve, bajamos hacia la Ducha de los Alemanes, desde donde salimos del camino. Bordeando el arroyo de la Navazuela, hundiéndonos en la nieve que llegaba hasta el borde del agua, continuamos bajando hasta enlazar con la calzada que sube al puerto de la Fuenfría.

Descendimos por este precioso tramo del camino Borbónico, con sus puentes sobre el arroyo de la Fuenfría, que todos los años Ángel y su grupo segoviano recorre con sus amigos canarios. Parecía un homenaje al grupo que emprendía al día siguiente el camino hacia las islas. 

De vuelta, paramos a un tentempié en las Dehesas donde algunos chicos habían subido en autobús a disfrutar de la nieve. Bordeando Casa Cirilo, continuamos hacia el Collado de los Burros, donde cerramos el círculo con el camino de subida.

De allí bajamos al pueblo donde tomamos las merecidas cervezas en el bar peruano en el que tan bien nos atienden. Otra magnífica excursión a la que, por sus hermosos paisajes y la mezcla de sol y abundante nieve, le otorgamos unas merecidas 4,5 sicarias. 
Leonor

FOTO REPORTAJES

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